LA PUNTUALIDAD ES LA MAJESTAD DE LOS REYES; la majestad de las personas comunes es la impuntualidad. Esta verdad elemental ha caído tan en desuso, que hoy si uno la enuncia suena como una paradoja. Sólo pocas criaturas amorosas, mujeres en su mayoría, la guardan en su corazón, al menos instintivamente en la cotidiana práctica diaria; mas asumirse como una de sus acolitas es algo que tampoco ellas osan. Quien rompa una lanza en favor de la impuntualidad se chocará de inmediato con la clásica resistencia fanática y llena de odio con la que las personas acostumbran defender sus peores defectos.
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