junio 16, 2008

PADRE

En el taller más extraño y sublime conocido, se reunieron los grandes arquitectos, los afamados carpinteros y los mejores obreros celestiales.
Debían fabricar al padre perfecto:
- "Debe ser fuerte", comentó uno.
- "También, debe ser dulce", comentó otro experto.
- Debe tener firmeza y mansedumbre;
“Tiene que saber dar buenos consejos".
- "Debe ser justo en momentos decisivos”;
“Alegre y comprensivo en los momentos tiernos".
¿Cómo es posible -interrogó un obrero- poner tal cantidad de cosas en un solo cuerpo?”
- "Es fácil", contestó un arquitecto.
"Solo tenemos que crear un hombre con la fuerza del hierro y que tenga corazón de caramelo".
Todos rieron ante la ocurrencia y se escuchó una voz:
Era el Maestro, dueño del taller del cielo:
- "Veo que al fin comienzan", comentó sonriendo
"No es fácil la tarea, es cierto, pero no es imposible si ponen interés y amor en ello".
Y tomando en sus manos un puñado de tierra, comenzó a darle forma.
- "¿Tierra? -preguntó sorprendido uno de los arquitectos
- ¡Pensé que lo fabricaríamos de mármol, o marfil, o piedras preciosas!".
- "Este material es necesario para que sea humilde” contestó el Maestro.
Y extendiendo su mano sacó oro de las estrellas y lo añadió a la masa.
"Esto es para que en las pruebas brille y se mantenga firme".
Agregó a todo aquello, amor y sabiduría.
Le dio forma, le sopló de su aliento y cobró vida, pero...
Faltaba algo, pues en su pecho le quedaba un hueco.
- "¿Y qué pondrás ahí?" preguntó uno de los obreros-.
Y abriendo su propio pecho, y ante los ojos asombrados de aquellos arquitectos, sacó su corazón, le arrancó un pedazo y lo puso en el centro de aquel hueco.
Dos lágrimas salieron de sus ojos mientras volvía a su lugar su corazón ensangrentado.
- "¿Porqué has hecho tal cosa?" le interrogó un obrero.
Y aún sangrando, le contestó el Maestro:
- "Esto hará que me busque en momentos de angustia, que sea justo y recto, que perdone y corrija con paciencia y, sobre todo, que esté dispuesto aún al sacrificio por los suyos y que dirija a sus hijos con su ejemplo, porque al final de su largo trabajo, cuando haya terminado su tarea de padre allá en la tierra, regresará hasta mí, y satisfecho por su buena labor, yo le daré un lugar aquí en mi reino.

Autor desconocido